Gangs de Nueva York (2002)
En 2002, Martin Scorsese estrenó Gangs de Nueva York, película basada en la novela del mismo nombre escrita por Herbert Asbury en 1927. La película no parece haber obtenido el reconocimiento que se suponía ni por la crítica ni por el público. Sin embargo a mi me parece un filme muy interesante, sobre todo porque pone en tela de juicio una serie de ideas que el cine norteamericano ha ido construyendo a lo largo de sus cien años de historia y que hoy en día funcionan en nuestras mentes como tópicos de la americanidad. A Martin Scorsese se le ha acusado de dejarse llevar en esta película por la espectacularidad y el artificio gratuito, se le ha acusado de introducir una relación amorosa que estorba la marcha narrativa del filme, se le ha tachado de ambicioso al querer filmar la gran epopeya de la ciudad, de "su" ciudad, la de Taxi Driver, la de La edad de la inocencia. Muchas acusaciones, demasiadas. Casi nadie, sin embargo, ha señalado cómo el director intenta poner en tela de juicio algunos de los tópicos históricos creados por el cine.
El cine ambientado en la Guerra de Secesión ha construido buena parte de los tópicos que sobre EE.UU. tenemos en la actualidad: la caballerosidad de los hombres y mujeres del Sur, el paternalismo, que no racismo, en su trato a los esclavos, la posición absolutamente contraria a la esclavitud de los estados norteños, el hecho de que la guerra se libró en los estados del sur y, en buena medida, fue una guerra entre caballeros que culminó en la unión final. Martin Scorsese rompe con estos tópicos en Gangs de Nueva York al presentarnos otra cara de esa Guerra:
- A la guerra va la "chusma" inmigrante porque los caballeros de Nueva York compran por 300 dólares su no beligerancia.
- Nueva York es una ciudad en guerra, no con el Sur, sino con ella misma. Hay guerra en la retaguardia.
- El racismo es un hecho capital de la vida neoyorquina del momento: "Lo que un blanco hace por 20, un negro lo hace por 10 y un irlandés por 5", dice uno de los autoproclamados "nativos", americano de pura cepa porque su padre luchó en la guerra contra los ingleses de 1814. Además, en la revuelta final, los negros se convierten en objetivo prioritario de la masa.
- El poder reprime violentamente la revuelta del populacho que se niega a ir a morir en el frente de batalla.
- Abraham Lincoln no es presentado como el gran presidente amado por los ciudadanos del Norte, sino como objeto de burla y "enemigo" de un amplio sector de la población.
Pero la crítica de Scorsese no se reduce a cuestiones de apreciación de hechos históricos, sino también a la base de la democracia norteamericana:
- La democracia es inexistente, y el único personaje que intenta establecer un diálogo democrático en la película, muere de un hachazo en la espalda.
- Los partidos políticos buscan hombres fuertes que compren sus votos, porque "lo importante de unas elecciones no es el número de papeletas, sino el recuento, así que sigue contando", dice el jefe del partido democráta el día de elecciones.
- El pueblo, personaje colectivo de muchas películas que glorifican el sistema político americano, es reprimido brutalmente, bombardeado, masacrado.
También ataca de pasada a algunos de los héroes recientes del país, como puede apreciarse en la presentación de los diferentes cuerpos de bomberos, más parecidos a bandas de salteadores que a servidores de la población.
Pero el ataque al tópico más recurrente a lo largo de la película es la idea de EE.UU. como tierra de oportunidades, como moderna tierra prometida. No hay futuro para los inmigrantes que llegan al puerto de Nueva York; llegan a un lugar en el que no se les quiere si no es para votar, para robar o para ir a la guerra. En ese sentido, el largo plano-secuencia del puerto resume, a mi modo de ver, una de las intenciones de Scorsese en este filme. La cámara vuela sobre las cabezas de la multitud y se acerca a un barco del que desciende una fila de inmigrantes recién llegados, les acompaña en su bajada a tierra donde le esperan unos neoyorquinos que les hacen firmar un papel para ser ciudadanos (y tener derecho a voto) y otro papel para alistarse en el ejército; la fila sigue caminando y la cámara con ellos, mostrando como se visten con el uniforme azul y, sin abandonar la formación, perfectamente pertrechados, suben a otro barco. Al llegar a la cubierta del barco, la cámara abandona la fila de hombres para tomar ahora un ataud que es descendido a tierra y llevado junto a una fila de ataúdes en el puerto. La fila de inmigrantes y la de ataúdes están en paralelo. El plano es impactante, espectacular, artificioso, pero significativo; es la película, ahí está toda, el resto no son más que matices.