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    John Ford, paisaje y paisanaje

    John Ford es uno de los grandes del cine por diferentes motivos que sería larguísimo enumerar aquí. Uno de ellos quizás sea la capacidad de convertir un paisaje natural o social en verdadero protagonista de algunas de sus películas. El tratamiento de estos escenarios es muy significativo en películas como La patrulla perdida, en la que el desierto de Mesopotamia con la amenaza árabe invisible hasta la escena final se comporta como verdadero motivador del aislamiento de los soldados británicos estancados en un oasis, hasta el punto de que la presión de la inmensidad solitaria sobre los soldados provocará la locura de algunos de ellos.

    Pero no es La patrulla perdida el único filme en el que el espacio interactúa con los personajes. La naturaleza es elemento esencial en la mayoría de sus western, desde La diligencia a Fort Apache o Centauros del desierto, siempre filmada con mimo, siempre deteniéndose en sus emblemas más característicos y que, a la postre, han acabado convirtiéndose en símbolos de todo un género.

    También en El hombre tranquilo la campiña irlandesa, en este caso, tiene una importante función, y creo que la escena del regreso del matrimonio desde la estación de tren hasta Innisfree es explícita en este sentido o la llegada del ex-boxeador a la tierra de sus antepasados y la visión de la que fue la casa de su familia. La tranquilidad que emana del paisaje es la que busca este hombre que llega allí huyendo de la ciudad (espacio sin presencia explícita, pero sugerido con suficiencia), de la modernidad y de un tipo de violencia aniquilidora que no es la violencia ritual que encontrará en la vieja Irlanda y que, John Ford dixit, siempre acaba resolviéndose en unas pintas de cerveza o una medidas de whiskey. Pero en esta película el escenario social le gana la partida al natural, de hecho, parece que se explicaran mutuamente. No es posible entender la Irlanda rural filmada por Ford sin las gentes que la pueblan, como tampoco son comprensibles estas gentes sin el verdor de los prados.

    Esta relación entre paisaje y paisanaje es característica del cine de John Ford, en Irlanda o en el desierto norteamericano poblado por apaches mescaleros y aguerridos soldados de heroicos regimientos. La geografía física y la humana se hacen una en la narración heroica. John Ford.

    P.S. Como puede comprobarse, las lluvias de este fin de semana me han traido algo positivo: el reencuentro con un cine que hacía ya demasiado tiempo que no frecuentaba.

    2003-10-27 07:57 | Categoría: De cine | 5 Comentarios | Enlace

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    Comentarios

    1
    De: Martin Pawley Fecha: 2003-10-27 09:11

    John Ford no es "uno de los grandes". Es el más grande, a secas, por razones que en efecto sería muy largo enumerar aquí. Desde luego, el uso ejemplar de los escenarios, tanto exteriores como interiores, a los que dota de un auténtico protagonismo y casi casi de personalidad y carácter, es una de ellas.

    Este hecho es obvio en sus westerns, pero también en otras muestras de su cine, como eses The lost patrol o The Quiet Man que usted cita. Añadiría yo otros títulos, como Four sons, en su etapa muda, o The informer, otra vuelta a la Irlanda que convirtió en su otro territorio mítico, esta vez en espacios nocturnos y urbanos por los que su atormentado protagonista se arrojaba hacia un final inevitablemente trágico. Y, por supuesto, una de sus obras maestras menos comprendidas, The fugitive, ejercicio esteticista y deslumbrante que merece ser revisado; o el memorable ejemplo de cine bélico nada belicista que realizó a su vuelta de la Segunda Guerra Mundial, They Were Expendable. Y su retrato apasionado de la América de la depresión en The Grapes of Wrath. Y tantas y tantas otras...



    2
    De: jennifer Fecha: 2006-04-17 22:05

    quevien estatodo loquepasaque metratam mal



    3
    De: Erland Fecha: 2006-05-19 20:42

    El gesto.
    Esto es lo que hace indispensable a Ford.
    A través de la sobriedad de su estilo capta las poses y las miradas, los movimientos, el deslizar de los sentimientos volcados en la evidencia física. Una evidencia mínima y sutil.
    Ford es un cineasta de la contemplación, del análisis; es un observador. No hay mucha diferencia entre él y otros grandes como Bresson u Ozu, a pesar de diferencias estilísticas, culturales o geográficas.
    Lástima que la cinematografía estadounidense ya no pueda aportar autores de la categoría de este director.
    Saludos.



    4
    De: Talos Fecha: 2008-04-22 13:14

    Buenas. ¿Hay alguna posibilidad de que el autor de la página use una letra más pequeña para que apoyemos las pupilas directamente sobre el monitor? ¿Y escribir los textos en griego antiguo?
    Sería un esfuerzo gratificante...



    5
    De: Anónimo Fecha: 2019-10-29 09:44

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