He vuelto a retomar este blog, que desde hace casi un año no tocaba, y me encuentro con una enorme cantidad de comentarios, así como con muchísimas visitas diarias para lo que cabía esperar de los contenidos que he ido poniendo. Me sorprendo, evidentemente. E investigo.
Resulta que los grandes "bombazos" de este blog de mis entretelas no tienen nada que ver con su espíritu ni su razón de ser, sino que se debe, más bien, a hilos de conversación generados por alguna referencia incluida en un post y que después ha cobrado vuelo autónomo en las manos de los visitantes. Os pongo un ejemplo.
En
"una historia facilona", me sorprendía de las extraños azares de la búsqueda en Internet que llevan a una persona a un blog concreto y cómo habían llegado a
Las letras y las cosas gentes que introducían textos como 'pactar con el diablo'. Al hilo de eso, y por hacer el comentario facilón, me ponía estupendo y escribía la siguiente frase:
"Que yo sepa no he esrito nunca sobre hacer pactos con el diablo; de hecho me da mucho miedo, muchísimo, que después va y te nace Satanás en el piso de al lado, como en la peli de Polanski
La semilla del diablo."
En un primer momento el post recibió algún que otro comentario de visitantes habituales de aquel entonces, pero a partir de comentario número nueve, en el que alguien decía que quería pactar con el Diablo, se precipitó una lluvia de anotaciones en esa línea y, aún hoy, tres años después, siguen llegando comentarios de personas que quieren pactar con el Enemigo, con el Compadre.
La verdad es que la cosa me parece delirante, por lo necesitado que está el personal, y una perfecta demostración de que en esto de los blogs los autores no tenemos casi ningún control sobre la derrota de nuestras historias.