Hoy es 23 de abril. Día del Libro.
Esta mañana me decía un compañero de trabajo que la gente ya no lee como antes, que la literatura está muerta.
Cualquiera tiempo pasado fue mejor -Manrique dixit-, también en lo referente a las letras.
Hay que ver a dónde vamos a llegar, podría ser otra expresión válida y propia de seres biempensantes, que son los mejores seres, como todo el mundo sabe. También nos vale aquello de
estos jóvenes es que no se parecen en nada a lo que éramos nosotros, frase esta que cuadra muy bien en aquellos
puretones -¿seré yo, señor?- que piensan que hicieron algo grande por la patria, por la idea, por la revolución, por la gloria, por sí mismos...
Vuelvo a casa y enciendo mi caja de Pandora. Navego: bibliotecas virtuales, revistas literarias, páginas personales, fanfic, libros electrónicos, creación colaborativa, e-poesía, bitácoras. Pues para estar a punto de morir -pienso, luego dicen que existo-, esta cosa de la literatura parece gozar de excelente salud. Es necesario confirmar. Meto en el cajetín de búsqueda de
Google la palabra 'Literatura'. Me responde -¡qué bien que al menos él me responda!- con 2.610.000 documentos en tan solo 0.08 segundos. Es necesario ser científicos y exhaustivos, así que con gran esfuerzo cambio la 'a' final por una 'e' -¡qué bueno que solo haya una letra de diferencia entre la literatura en inglés y en español!- y me devuelve 19.100.000 documentos en 0.11 segundos ¡Y encima el Google no indexa toda la web!
No sé, me parece a mí que no debe ser verdad eso de que la literatura se nos muere a chorros. Me da en la nariz que lo que sucede es que nos está mutando, como si se tratara de un maléfico virus deseoso de acabar con la especie humana, al menos con la especie humana que piensa que no hay más literatura que la que puede leerse en volúmenes impresos y cierra los ojos a formas emergentes, quizás más accesibles y asequibles que el libro tradicional. Literatura es literatura, lo diga Agamenón o su porquero, esté en soporte libro, digital, sonoro, fílmico, en los labios de quien lee o recita, escrita deprisa y corriendo en las paredes o en un servilleta de bar.