Andaba el Caboclo leyendo alguna cosita y chocó con estos versos del
Cancionero y romancero de ausencias de Miguel Hernández:
Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan.
Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena.
Ausencia en todo aspiro:
tu aliento huele a hierba.
Ausencia en todo toco:
tu cuerpo se despuebla.
Ausencia en todo pruebo
tu boca me destierra.
Ausencia en todo siento:
ausencia, ausencia, ausencia.
Y como el Caboclo había escrito un poemilla sobre la ausencia y le salió un verdadero churro de los de su estilo, decidió poner los del señor Hernández en aquesta bitácora para común disfrute de la ciberespacialidad. En realidad, y para ser sinceros, la pretensión del Caboclo era mucho menos inocente, ya que en su más secreta intimidad pretendía provocar un río de lágrimas colectivas que apagara los calores sofocantes de estas tardes de mayo.