Cualquiera que lo viera diría que es el hombre más feliz del mundo, si es heterosexual, claro está. Todo él rodeadito de mujeres, apretadito por ellas, y a las que contempla con un punto de deseo...
Pero se adivina en la postura de Ken que su sonrisa quizás pueda deberse a cuestiones más inconfesables y no directamente relacionadas con la compañía femenina. Este Ken no deja de sorprendernos...
Está atado y sonríe, atado y goza ¡Tremendo, Ken! ¿Saben los de Mattel que te dedicas a esto cuando sales de la fábrica? ¿Es tu secretillo masoquista, picarón? Claro que lo de ellas tampoco parece muy normal, tan pegaditas a las columnas de la Torre donde encerraron a Rapunzell...
También las Barbies están atadas. Las debe haber hecho prisioneras -que dicen las caboclitas- algún malo malísimo de esos que salen de las películas por la noche para envenenar los sueños. Penélope, la linda dragona observa la escena probablemente con lágrimas en los ojos por la impotencia.
No se ve a ningún malo-malísimo cerca, y no parece que la dragona de ensueño haga nada por liberar a las chicas y al chico, aunque claro, ¡están tan risueños! No sé, no sé, me da en la nariz que esta Penélope no es tan inocente como la pintan. Esa mirada, esa cabecita torcida, no es precisamente la imagen de la inocencia ¿verdad?